Editorial

La Pancarta tiene como objeto difundir y generar cierto feedback entre quienes tengan intereses por el arte, el cine, la cultura y principalmente la comunicación. La política internacional nunca deja de ser un dialogo obligado entre amigos y conocidos, así que frente a los turbulentos cambios que esta presentando el escenario latinoamericano no dejan de ser bienvenidas todas las perspectivas que contribuyan a dar cuenta de las distintas problemáticas y sus formas de abordaje. Este espacio, humildemente, prestará especial atención a un aspecto en particular: La Sociedad de la Información (SI) -en tanto nueva fase de la historia- donde se ponen en juego y reconfiguran los planos de lo global, lo regional y lo local. Las desigualdades presentes respecto a las brechas digitales no son, por cierto, las más urgentes, en un contexto de hambre y exclusión. Sin embargo, prestar atención a dichos aspectos -y su especial reflexión acerca de las influencias de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs)-, permitirá plantear un debate acerca de lo queremos para nuestras sociedades latinoamericanas.En tal sentido algunos links de La Pancarta proponen continuar dichas reflexiones.Por ultimo, hay elementos personales y de gusto propio que se encuentran dispersos en este espacio, fruto del capricho de quién le escribe. Sepan compartirlo y por ende, disculparme.



Edgardo Portale
Marzo del 2008

lunes, 31 de marzo de 2008

Por los medios

Notas de interés

Idas y vueltas frente a la presión de los lobbies
La batalla de la comunicación


  1. El balance del gobierno socialista respecto de su política sobre los medios de comunicación está plagado tanto de luces como de sombras, de actuaciones como de inacciones. Todo un manual de las complejas relaciones entre poder político y lobbies de gran poder comunicacional y, por lo tanto, político. Fuerte impulso inicial y pérdida progresiva de fuelle. Decisión reformista, frenada por el temor a la presión de los grupos privados. Acciones en la primera mitad de la legislatura, compensadas por las carencias de la segunda mitad. (*)

(*) ver texto completo, Enrique Bustamante, La batalla de la comunicación, Le Monde Diplomatique Nº 105, Marzo 2008
Foto: Protesta de empleados de RTVE, Madrid, Abril 2005

Enrique Bustamante
Catedrático de Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid. Fue miembro del Consejo para la Reforma de los medios de titularidad estatal (abril 2004-febrero 2005).

domingo, 30 de marzo de 2008

Fotomontaje de Grete Stern


"Botella al mar" (1950)


Contar lo onírico es hablar de metáforas. Tratemos, entonces, de jugar con las metáforas (y con el lenguaje también).La mujer mira hacia arriba y espera. Espera a que alguien se fije en ella. ¿Espera a su amor? Parece que sí, o que piensa en eso. Tal vez este esperando a que alguien la tome por el cuello (de la botella) y la arroje al mar. Al más allá. El mar ocupa el lugar de lo incierto, pero también ofrece la posibilidad de romper esa situación de seguridad, de continua espera. Además, el mar esta por detrás, esperándola a ella también. ¿Qué destino tienen sino las cartas en las botellas? Nadie lo sabe bien, sólo que es un destino incierto: jugarse una posibilidad en un millón. Se tiran cientos de cartas al mar, tal vez ninguna llegue a alguna parte, porque -como sabemos- las cartas arrojadas al mar no tienen destinatarios ni esperan respuestas.El destino, entonces, es esa espera misma. Sí el futuro de una carta arrojada al mar es incierto, entonces el de esa mujer también. Hay una imposibilidad de salirse de esa situación de encierro, pero dicho encierro es feliz. Se la ve tranquila a la mujer. Ella ocupa muy bien su lugar: se lleva bien con la espera o, ¿Con el recuerdo? ¿Y si toda esa espera es producto de un recuerdo? ¿Si no necesita saber que le pasará, sino que le paso? ¿Cómo sigue la historia?Entonces, pensemos al revés de antes. Frente a la imposibilidad de saber cuál será su destino, esa chica negaría su destino condenándose eternamente a esa situación de espera. Saber que su amor no volverá significa, entonces, negar cualquier otro destino posible. La muchacha se juega la vida en ese acto de continua espera. Ya no le interesa saber que pasará, porque todo lo importante ya paso.La situación de la chica -su encierro-, hay que pensarlo en un nivel metafórico: todos somos presos de nuestros propios encierros ("felices") y, también esperamos que alguien pase y se fije en nosotros, aunque sólo sea para arrojarnos al mar. Aunque sólo sea para demostrar su furia y hacernos saber que estamos vivos. Lo peor que le puede pasar a una persona es que no le pase nada, que no sienta nada, ningún sentimiento ni de amor ni de dolor.La imagen de Stern logra transmitir esa sensación de que alguien vive allí, en esa botella, como en un estado de paz y espera, pero también de soledad. El mar -de fondo- refuerza esa soledad. ¿Qué lugar representa el mar en nuestras vidas (mundanas, urbanas, agobiadas por la sociedad de consumo que todo lo vende y todo lo compra, hasta al propio mar que se vuelve objeto de consumo y pauta publicitaria)? El mar representa, entonces, el lugar de descanso, de las vacaciones. Pero esa no es la única función del mar (aunque pareciera ser la única que nos quieren imponer), ya que el mar también es el espacio de la Reflexión, de la Meditación y de los Misterios. El Misterio -en la imagen- es el futuro de la mujer, la soledad, es esa misma reflexión y espera que la muchacha se impone. De este modo se une el mar y la botella, como una perfecta metonimia entre contenido y continente: la mujer se juega la vida frente al mar, esperando algo o no esperando nada y este, que espera recibirla, todavía no tiene la suficiente fuerza como para arrastrarla. Parece entonces, que nunca se van a unir.


Edgardo Portale (2005)

Reseñas


Nueve cuentos - J. D. Salinger


¿Sabían ustedes que Salinger omite cualquier dato personal en sus libros, que odia que lo fotografíen y odia, además, cualquier exposición pública? ¿Sabían que cuando encontraron muerto a John Lennon, esté estaba leyendo un libro de Salinger? No lo sabía tampoco yo, hasta que me lo dijo un librero. Pero tal vez este dato, sea una entrada para abordar a un autor, de por sí emblemático, como sus cuentos. El propio Salinger es misterioso y, por ello, sus obras adquieren otro valor. Se impone un respeto hacia su lectura, se impone también una distancia. Y la distancia se da, porque es muy difícil circunscribir todos los estilos que utiliza el autor. Pensando en Un día perfecto para el pez plátano podríamos decir que es un puro cuento policial. Aunque se haga difícil compararlo con un policial clásico, no podemos negar que posee suspenso, que acompaña al lector hacia el final, que no lo hace descuidar ningún detalle. En el cuento El bote, el autor también logra mantener toda esa trama de suspenso, de querer acompañar al lector en la averiguación de porque Lionel se escapa. Pero este cuanto, al igual que en El hombre que ríe teje una buena trama entre los niños y los adultos. Hay una especia de juego que se torna constante a lo largo de todo el libro y es esta relación: unos adultos que viven en un mundo complicado, y unos chicos que están como curioseando el mundo de los adultos. Otra constante son los cigarrillos que aparecen en todos los cuentos, el autor los describe de un modo exagerado, para reforzar esa idea de “suspenso”, de policial negro. Salinger logra asó sortear todas las formas del relato posible: en primera persona, posesionándose como un narrador que sabe más que los personajes, o bien, que sabe lo mismo o menos, en forma de carta. Hay tensión en los cuentos, pero también se logran relatos contundentes por las descripciones de situaciones. Chicos con problemas, padres con problemas, esposos, novios y ex novios con problemas. El autor se hace cargo de un mundo que se ha degenerado.
Es interesante, además, como se describe la época que abarca las décadas del `40 y el `50, de cómo se habla de la posguerra y como está presente el componente militar. En El tío Wiggily en Connecticut, los esposos de Eloise y Mary Jane habían sido soldados, las compañeras de estudio también se habían casado con soldados, o con gente relacionada con las fuerzas armadas. También se hace una alusión al nazismo.
Uno de los cuentos que más me agrado fue El hombre que ríe. Primero por la propia historia del hombre que ríe. Una historia que toca de costado una de los últimos films de James Bond (El mañana nunca muere), por la composición de un personaje cuasi-monstruo que obtiene una fortuna y que es muy hábil para las estafas. Hay una diferencia: el hombre que ríe es bueno, el de la película no. Aquí, en este cuento, podemos realizar una comparación con Rodolfo Walsh en Nota al pie, ya que los distintos relatos que “El jefe” hace del hombre que ríe, son funcionales a la historia que se desarrolla por encina de ese relato. La perdida de Mary Hudson se corresponde con la trampa que sufre “el hombre que ríe”, y de esa manera se acaba el cuento, con la culminación no de un final, sino de dos.
Otra de las características del libro es que los hechos se producen en un mismo espacio, que uno puede inferir entre New York y alguna costa norteamericana. Por momentos los personajes se rozan, por ejemplo Seymur, quién aparece en Un día perfecto para el pez plátano y, también en El bote. Hay una coincidencia, entones, espacial, pero también temporal: los sucesos se corresponden entre el `40 y el `50.
Salinger logra una literatura profunda, representativa del país del norte y también del sigloXX.

Edgardo Portale (2005)

Colección Golpe de suerte

Llamado a la solidaridad


Busco a un niño
se llama Edgardo
y lo he perdido
por ahí

Hace un tiempo
Que
no esta conmigo
y siento mucho su ausencia

Busco a ese niño
a ese Ser-Edgardo
y no lo encuentro
a pesar de que
lo busco ansiosamente
dondequiera que este

Lo busco entre recuerdos
de fotos familiares
tarjetas de cumpleaños
postales de aquella infancia


En boletines escolares
aparecen de la nada
informes poco felices
de maestras olvidadas:
Edgardo mejoraste mucho
pero debes seguir
practicando matemática


Lo curioso es
que todas las personas
que firmaban esas tarjetas y
compartían esas fotos
continúan a mi lado
más cerca o más lejos

Pero nadie me puede decir
donde esta Edgardo
ya que ellos también
lo buscan ansiosamente
dondequiera que este


Edgardo Portale (2008)

sábado, 29 de marzo de 2008

Rene Magritte


“El modelo rojo” (1937)

La obra muestra unos pies envueltos en unas botas campesinas. Sobre el fondo hay una pared de madera y los pies están sobre la tierra. Al costado hay una moneda, un trozo de papel y unos cigarros. La imagen nos traslada, por una parte, a las condiciones socio-históricas en las cuales trabajo Magritte y, por otra parte, a su título. El modelo rojo alude a una clase en particular: el campesinado. Pero también nos habla de la naturalización de las (malas) costumbres y de cómo lo más terrible nos parece normal, incluso inofensivo. Dice Magritte acerca de esta obra: “El problema de los zapatos muestra con que facilidad la falta de cuidado convierte las cosas más terribles en asuntos completamente inocuos. Gracias al Modelo Rojo nos damos cuenta de que envolver un pie humano en un zapato es, en realidad, una costumbre monstruosa”.
El arte opera como un reflejo simbólico de la realidad objetiva y busca, a veces ilusionado, a veces desesperado, las respuestas para llenar el vacío. De eso modo sale al cruce de las circunstancias históricas. Se puede inferir, entonces, que el campesinado al que se refiere Magritte es el ruso. Pero para el caso es lo mismo si fuera italiano o alemán. La alienación del cuerpo del trabajador es producto de las condiciones a las que se expone.
Entonces, se confunde así el pie y el zapato. Ambos son parte de la misma maquinaria. En ese sentido, el autor adquiere una posición muy crítica respecto a las formas en que el cuerpo deja marcas en los sujetos. Hay quienes muestran orgullosos heridas o cicatrices que se producen en fábricas o distintos trabajos. Pero estos sujetos, no son conscientes de lo fuertemente anclados que están en relación con sus labores.
En el cuadro se ve una moneda y un cigarrillo. También un trozo de papel. ¿Qué representa la moneda? Tal vez puede representar lo poco que se obtiene después del arduo día de trabajo. El dinero, en sí, representa un fetiche: niega al sujeto por poseer dinero, y lo niega nuevamente si no lo posee. Magritte da cuenta de la escasez, de las dificultades. El cuadro, entonces, es un breve recorte de la realidad. Una realidad propia del siglo XX, propia de las condiciones en las que el autor vivió.
Hoy día estamos lejos de esa realidad. Pero no porque la hayamos superado en un sentido positivo, sino todo lo contrario. El campesinado es una especie en extinción, las carencias no se han resuelto, y frente al fenómeno tecnológico en el que el hombre se encuentra inserto cabría otra imagen. Si Magritte envolvió un pie en un zapato para dar cuenta de las malas costumbres y su carácter aparentemente inofensivo, propondría la de un niño que confunde un brazo humano con uno propio de la robótica. Y esto me recuerda ahora a Isaac Asimov.



Edgardo Portale (2005)

domingo, 23 de marzo de 2008

Colección Golpe de suerte

Peces de colores


Quisiera llorar
por todo lo que no llore
por todo lo que lloraré
cuando algunos seres
…ya no estén


Quisiera escribir
la palabra
más feliz del mundo
y enseñarla en los colegios
las cárceles y los talleres
quisiera escribir mucho
porque guardo en mis silencios
más historias que palabras
sólo hace falta papel
un lápiz con goma
…y más papel


Quisiera reír
mucho más que hasta ahora
reírme de mi mismo
con amigos y enemigos
reír con ganas
reírle a la vida


Quisiera volar en globo
despegar bajito y lento
e ir ganando altura
la suficiente como para ver
un poco más lejos de
lo que nos suelen mostrar
las artificiales luces de neón


Quisiera soñar
…con un mundo mejor
soñar con peces de colores
peces nadando en un mar de ilusiones
como nosotros
como vos
como yo
peces encerrados en peceras
observando desde adentro
y siendo observados por el exterior



Quisiera vivir
cualquiera de estas viditas
me alcanza
vida de escritor o de mendigo
de ferroviario
…o de marido


Quisiera llorar un rato cada día
escribir solo de vez en mes
reírme hasta del mal chiste
volar
sólo con profesionales
soñar con vos
y vivir como siempre
sin llegar a fin de mes


Edgardo Portale (2008)

Colección Golpe de suerte

Sin título


Hay una posibilidad
de entre cientos de miles
que el brillo de tus pupilas
se encuentre con las mías


Y de ese encuentro
hacer un mágico encuentro
capricho de los dioses
del Sol y la Luna
y también
de alguna estrella.


Y habrá
cientos de vidas por vivir
y más caminos por andar
y tantas botellas por descorchar
como injusticias por soportar


…hasta que llegues tú


Y si no vienes
sabré
que
tal vez
buscaste mi mirada
recorriste mis caminos
Y brindaste en mi mesa

Y si fuera así
trataré de entender
que ya no volverás
ni será como antes
lo sé

Pero déjame pensar amor mío

Que hay una posibilidad
de entre cientos de miles
que el brillo de tus pupilas
se encuentre con las mías


Tal vez mañana sea ayer
y hoy también sea ayer
Sin embargo
el ayer ya no es ayer
ni mañana
ni hoy

Prefiero pensar
que el ayer no existe
porque
justo ayer te vi


Sí, ayer.
Que importa si fue ayer
o antes de ayer
o hace tres meses y medio

Siempre es ayer
los amigos pueden no volver mañana
la brisa del atardecer
no sé
si la veré hoy


Pero ayer
tus ojos
brillaban como nunca
y estaba todo perfecto.


Hay una posibilidad
de entre cientos de miles
que el brillo de tus pupilas
se encuentre con las mías


Edgardo Portale (2008)