Editorial

La Pancarta tiene como objeto difundir y generar cierto feedback entre quienes tengan intereses por el arte, el cine, la cultura y principalmente la comunicación. La política internacional nunca deja de ser un dialogo obligado entre amigos y conocidos, así que frente a los turbulentos cambios que esta presentando el escenario latinoamericano no dejan de ser bienvenidas todas las perspectivas que contribuyan a dar cuenta de las distintas problemáticas y sus formas de abordaje. Este espacio, humildemente, prestará especial atención a un aspecto en particular: La Sociedad de la Información (SI) -en tanto nueva fase de la historia- donde se ponen en juego y reconfiguran los planos de lo global, lo regional y lo local. Las desigualdades presentes respecto a las brechas digitales no son, por cierto, las más urgentes, en un contexto de hambre y exclusión. Sin embargo, prestar atención a dichos aspectos -y su especial reflexión acerca de las influencias de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs)-, permitirá plantear un debate acerca de lo queremos para nuestras sociedades latinoamericanas.En tal sentido algunos links de La Pancarta proponen continuar dichas reflexiones.Por ultimo, hay elementos personales y de gusto propio que se encuentran dispersos en este espacio, fruto del capricho de quién le escribe. Sepan compartirlo y por ende, disculparme.



Edgardo Portale
Marzo del 2008

martes, 22 de mayo de 2007

Grandes escritores latinoamericanos


Eduardo Galeano y el legado latinoamericano

Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana.
Eduardo Galeano




El mundo patas arriba

Eduardo Galeano combate desde décadas unos enemigos que quieren adueñarse de todo. El los llama “los dueños del mundo”, (léase George Bush, entre otros) a los que se esconden detrás del poder y el mercado y que bajo sus diferentes formas vienen devorando a masas gigantescas de oprimidos y postergados.
Desde siglos saquearon América Latina. Oro, guano, tabaco, café, petróleo y demás recursos no renovables fueron la excusa de turno. En este milenio la metodología es la misma (o peor, más desarrollada) y ahora vienen por el agua, la soja transgenica y las plantas de celulosa. Y en esta encrucijada se encuentra actualmente Uruguay.
El autor de Las venas abiertas de América Latina, un libro que relata la historia del saqueo imperialista en nuestro continente, se manifestó en contra de la producción industrial de celulosa en su país y fue duro con el gobierno de Tabaré Vázquez, a quien reprochó de "traicionar la voluntad popular" al no respetar un plebiscito donde se votó a favor de considerar el agua como un bien público.

El encanto de la parsimonia

Podría definírselo como un recolector de historias. Dice que camina mucho. Que las razones por las que ha elegido Montevideo para vivir es porque puede respirar y caminar por la ciudad. “Mientras camino las historias y las palabras caminan también y algunas comienzan a empujar para salir y así el libro se va escribiendo”. Le agrada contar historias, contagiar cosas, percibir y transmitir esas electricidades de la vida y
sostiene que cuando se canse de eso simplemente se retirara. Su último libro Bocas del tiempo lo ha escrito pacientemente, casi de forma artesanal, y ocho años le demandó la tarea. Escribe despacio, lentamente le va dando forma a sus palabras como quien quiere reunir el universo de a pedacitos. Arma los colores y las tramas de su texto, como un tejido.
En este fragmento el autor demuestra esa finura en una historia breve, que permite ver “el universo en una gota de agua”.

El alegato
–Declare su versión de los hechos –mandó el juez.
El escribiente, las manos en el teclado, transcribió los dichos del acusado, conocido por su apodo de El Tornillo, residente de la ciudad de Melo, mayor de edad, de estado civil soltero, de profesión desocupado.
El acusado no negó su responsabilidad en el delito que se le imputaba. Sí, él había estrangulado una gallina que no era de su propiedad. Alegó:
–Tuve que matarla. Hacía tiempo que me chiflaba la panza vacía.
Y concluyó:
–Fue en defensa propia, señor juez.

Con esa sencillez Galeano da cuenta de toda una problemática social, y desde la transparencia del texto, logra contundencia al momento de llegar al lector y lo atraviesa y lo sacude. Esa forma de escribir, de ironizar, de ejemplificar va estar ligada a su pasión por Miguel Hernández o Antonio Machado. Sin embargo en su exilio se sorprendió que estos eran casi autores desconocidos por los españoles de su generación. Así, explicaba Galeano que todo ese patrimonio español había sido patrimonio de los americanos por los vaivenes de la historia: allá eran poetas prohibidos o desconocidos.


Literatura y periodismo

Galeano empezó desde joven en la tarea del periodismo y al poco tiempo fue una figura distinguida en el ámbito de las letras. Tuvo la oportunidad de conocer a Rodolfo Walsh en un viaje a Cuba en el que participó como jurado del premio Casa de las Américas. De él resalta su defensa por el periodismo como género, cuando se lo consideraba como algo propio de los suburbios. El propósito de palpar la realidad y plasmarla en los libros fue una constante en la carrera del uruguayo y supo cosechar diversos reconocimientos como el Premio para la Libertad Cultural que en 1999 le otorgó la Fundación Lannan en Estados Unidos.
Fue traducido a más de 20 idiomas, y Las venas abiertas de América Latina ha superado las 60 o 70 ediciones. Ni siquiera el autor lleva bien la cuenta. “Es un libro que caminó bien –desmitifica Galeano– que tiene buenas piernas. Tuvo suerte. Lo escribí en las ultimas 90 noches de 1970”. Entre sus obras se destacan La canción de nosotros (1975); Días y noches de amor y de guerra (1981); Memoria de fuego: Los nacimientos (1982) inicia la trilogía y le siguen sucesivamente Las caras y las mascaras (1984) y El siglo del viento (1986); El libro de los abrazos (1989); El tigre azul y otros relatos (1991); Las palabras andantes (1993); El fútbol a sol y sombra (1995), en donde su pasión futbolera abre una nueva faceta de su personalidad. Al igual que Roberto Fontanarrosa reivindica el lugar del potrero como verdadero espacio de juego, como aquél que no esta enviciado por la publicidad y el mercado. El “Negro” Fontanarrosa resumió el último campeonato mundial con la siguiente frase: Los jugadores hacen todo bien, se cuidan de no fumar, no beber y no jugar.
Mas tarde Galeano publica Patas arriba. La historia del mundo al revés (1999) y Bocas del tiempo (2004).



Breve biografía

Nació en Uruguay el 3 de septiembre de 1940. Su verdadero nombre es Eduardo Germán Hughes Galeano. De chico colaboro en una revista en la que firmaba bajo el seudónimo de “Gius”. Debido a la difícil pronunciación de su apellido empezó a firmar Galeano y así se le conoce. Fue jefe de Redacción de la revista Marcha desde 1960 hasta 1964, publicación que durante décadas cobijo a las voces más interesantes de las letras uruguayas y que termino siendo silenciada en 1974 por la dictadura. En 1964 fue director del diario Epoca. En 1973 –tras el autogolpe de Juan María Bordaberry– se exilia en la Argentina en donde funda y dirige una revista literaria llamada Crisis, en la que se destacan la labor de Aníbal Ford, Ernesto Cardenal, Haroldo Conti, Norberto Galazo, Ángel Rama y Juan Gelman entre otros. Luego Buenos Aires también lo despacha de urgencia cuando los militares se habían adueñado de todo. Ha explicado que se fue de Montevideo porque no le gustaba estar preso y de Buenos Aires porque no le gustaba estar muerto.
En 1975 se instala en España, encontrando un país que estaba a punto de dar un salto histórico cualitativo, con Francisco Franco como sombra de sí mismo. Reside en Calella, al norte de Barcelona en donde publica en revistas españolas y colabora con una radio alemana y un canal de televisión mexicano.
Eduardo Galeano reside desde 1985, -tras finalizar la dictadura uruguaya-, en su Montevideo natal donde sigue haciendo su literatura y su periodismo de marcado tinte político.







E. P. (2007)

No hay comentarios: